El storytelling como herramienta: lo que Bad Bunny logra en “La Mudanza”
- Eddie Brito Cabrera
- 13 oct
- 2 Min. de lectura

El storytelling no es un truco, es una herramienta. Una manera de ponerle orden y sentido a lo que sentimos.Y mientras lo pienso, escucho “La Mudanza” de Bad Bunny. No parece una canción diseñada para el algoritmo: no busca el baile, busca la pausa. Ahí está el punto — en cómo usa la narración para traducir un cambio emocional en imágenes simples, reales y humanas.
El poder del storytelling está en eso: en tomar lo personal y hacerlo reconocible para los demás.Bad Bunny no dice “terminé una relación”, dice “saqué las cosas de la casa”. Y de pronto, todos entendemos.Porque contar una historia no es informar, es permitir que el otro sienta contigo.
En “La Mudanza”, el lenguaje es cotidiano, pero el efecto es profundo. Cada objeto —el sillón, las cajas, los recuerdos— se convierte en símbolo de un desprendimiento.Lo poderoso es que no lo dice desde el dolor escandaloso, sino desde la aceptación. No dramatiza: documenta.Y eso lo hace más honesto, más humano.
Mientras lo escucho, pienso en cómo el storytelling funciona también en comunicación social. Las campañas que más conectan no son las que “explican el problema”, sino las que muestran lo que se siente vivirlo.Esa es la lección de “La Mudanza”: el cambio no se narra con teoría, se narra con experiencia.
La estructura de la canción también enseña algo. No hay estribillo explosivo ni cierre redondo. Es una historia abierta, una conversación interna.Y eso la hace más real. La vida no siempre tiene final feliz, pero sí transformación.
Termino este texto pensando que “La Mudanza” es mucho más que una canción triste: es un ejercicio de storytelling emocional.Bad Bunny usa lo que cualquier comunicador debería dominar: la capacidad de convertir lo cotidiano en una metáfora poderosa.Y es que el storytelling —bien usado— no es solo para vender, inspirar o mover masas. También sirve para procesar, sanar y entender.
En comunicación, en arte o en la vida, contar lo que te pasa sigue siendo una de las formas más efectivas de cambiar.Porque a veces mudarse no es dejar una casa: es dejar una versión de uno mismo.Y ahí, justo ahí, es donde empieza la verdadera historia.



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